Los Picassos que Dios pintó para Sofía

La vida me ha enseñado que todos estamos en un proceso de transformación constante y que, en ese proceso, se vale llorar, cansarse, caer y volver a levantarse para seguir avanzando. Es por ello que el símbolo de la mariposa marca mucho lo que piensa. La mariposa es un ser vivo maravilloso, pues de ser una oruga defectuosa con varias debilidades y limites, entra en un proceso de transformación y conversión pero ese proceso conlleva varios detalles entre ellos: estar a solas en un capullo y luchar con una fuerza sobrenatural, que solo puede venir de Dios a ser transformada en un ser libre completamente libre y además hermoso. La mariposa vuela y vuela alto sin mas limite que ella misma, pero nunca se le olvida que esa fuerza sobrenatural por la que fue transformada fue la fuerza sobrenatural de Dios por lo que siempre regresa a tierra a descansar y comenzar cada vez un nuevo vuelo, lo que lo llamo nuevos procesos. Los seres humanos estamos constantemente en procesos de conversión, transformación, vuelos libres y a veces vuelos turbulentos pero lo importante es seguir volando libre como la mariposa y disfrutar cada proceso.


También escribí este libro con la intención de mostrar mi vulnerabilidad. Aclaro que no me refiero a mostrar mi debilidad, sino a ser transparente, honesta y empática. Pienso que no hay efecto más poderoso y exponencial que presenciar el momento en que un ser humano se abre ante otro y deja ver todo su ser. Al abrir mi corazón y contar lo que he vivido, al permitirme ser vista y escuchada por otros, abro la puerta para que ellos también expresen, sanen y reconozcan lo que valen. Hablo constantemente de las conexiones exponenciales y a esto me refiero una conexión entre dos seres humanos puede llegar a ser tan poderosa hasta llegar a generar una transformación generacional.


Yo me atreví a escribir mi historia. ¿Te atreves tú a escribir la tuya?

Yo me atreví a escribir mi historia. ¿Te atreves tú a escribir la tuya?